lunes, 22 de noviembre de 2010

¿LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ES FUNDAMENTO PARA ANALIZAR LA "CUESTION SOCIAL"?





EN MI OPINION LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA NO FUE UN FUNDAMENTO PARA ANALIZAR LA DENOMINADA CUESTION SOCIAL, YA QUE ESTA NO LLEGARIA A NINGUNA CONCLUSION, Y DE LA CUAL NO SE LOGRARIA APRECIAR UNA RESPUESTA O ANALISIS QUE SEA POSITIVO A EL TEMA DE LKA CUESTION SOCIAL DE ESE ENTONCES.

LA IGLESIA CATOLICA QUE EN ESE ENTONCES ERA LIBERADA POR EL PAPA LEON III, QUIEN EN ESE ENTONCES ROMULGO LA FAMOSA ENCICLICA NOVARUM E EL AÑO 1891.RERUM NOVARUM ES CONOCIDA HOY EN DIA COMO LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.


DURANTE ESTE PERIODO LA IGLESIA COMENZO A ANALIZAR EL PROBLEMA DE LA CUESTION SOCIAL.LOS PROBEMAS SOCIALES QUE AFECTABAN A CHILE, NO ERAN EXLUSIVOS DE NESTRO PAIS, POR EL CONTRARIO, EN LAS NACIONES INDUSTRIALIZADAS, EL PROBLEMA SOCIAL FUE TANTO O MAS FUERTE DEBIDO AL MARCADO CARÁCTER CAPITALISTA DE SUS ECONOMIS Y A LAS DESIGUALDADES SOCIALES QUE SURGUIERON A RAIZ DE ESE SISTEMA. ESTA PROBLEMA FUE UNA PROBLEMÁTICA DE CARÁCTER GLOBAL.


FUE A LO LARGO SD ESTOS AÑOS FUE CUANDO SE PUSIERON EN MARCHA UNA SERIE DE GRUPOS SOCIALISTAS QUE TRABSFORMARON A LA CUETION SOCIAL EN UN PROBLEMA QUE AFECTO NO SOLO A LOS TRABAJADORES SINO TAMBIEN A TODO EL PAIS.PERO DE LA CUAL LA DOCTRINA SOCIAL NO FUE UN INTERMEDIO PARA DARLE SOLUCION.


EL MUNDO CONSERVADOR CATOLICO VEIA A LA CUEWSTION SOCIAL COMO UNA CRISIS MORAL QUE DESVIRTUO A EL ROL DE DIRIGENTE Y PROTECTOR DE LA ELITE CRIOLLA. EL ENFASIS ESTUVO PUESTO EN EL CUIDADO QUE DEBIAN TEER LOS RICOS DE EL CIDADO DE LOS MAS POBRES, SIENDO ELK PRINCIPAL CUIDADO EL ESPIRITUAL Y EL MATERIAL


El despegue de la economía chilena implicó el surgimiento de una serie de oleadas migratorias desde el campo a la ciudad, o en su defecto desde el campo a las oficinas salitreras del norte del país. Las grandes urbes chilenas no estaban preparadas para recibir los repentinos y vastos flujos de población proveniente del campo, y debido a la escasez de viviendas, los recién llegados a los centros urbanos se debieron instalar en las inmediaciones de las industrias y se ubicaron en habitaciones precarias y deficientes.

De esta forma surgieron algunas de las tradicionales viviendas chilenas como los “cuartos redondos”, los “conventillos”, los “ranchos”; los primeros de ellos, eran habitaciones sin luz ni ventilación en las que se ubicaban todos los miembros de un grupo familiar; los “conventillos” eran complejos de viviendas compuestos por un conjunto de habitaciones que se disponían a ambos lados de una calle interior que servía de pasillo; finalmente, los “ranchos” eran precarias construcciones realizadas a base de abobe y con techumbres de paja.

Las pésimas condiciones habitacionales y el extremo hacinamiento eran factores que elevaban considerablemente las posibilidades de multiplicación de enfermedades pandémicas, a lo que se agregaban problemas de alcantarillado, dificultades para la evacuación de aguas servidas, y complicaciones severas en la extracción de la basura.

Las pésimas condiciones que debían enfrentar los obreros de las ciudades, no diferían en mucho con las que debían lidiar los mineros del salitre en las oficinas del norte del país; de hecho, sus precarias habitaciones eran construidas con un componente metálico denominado calamina, el que hacía a las viviendas de los mineros casi inhabitables puesto que por el día no aislaban las altas temperaturas, y por las noches no protegían a los trabajadores y sus familias de los inclementes fríos desérticos. La situación sanitaria también era deficiente debido a la carencia de profesionales de la salud para atender a una masa de población en constante aumento.

En el aspecto laboral los obreros industriales y los mineros del salitre se hallaban aún más desprotegidos, ya que no existía una legislación al respecto y los abusos patronales eran perpetrados cotidianamente en las industrias y en las oficinas salitreras. Para el periodo de la llamada República Salitrera no existían los contratos de trabajo ni menos los sistemas de previsión; por el contrario, eran usuales las jornadas laborales de 14 horas de duración.